Cuba necesita bajar la producción de café al llano para aprovechar las potencialidades que representan la fuerza de trabajo y algunos suelos, en aras de aumentar las cosechas, sobre todo las que puedan destinarse al consumo nacional.

La migración de los montañeses a poblados y ciudades ha creado un déficit de brazos para atender las plantaciones de café arábigo, — renglón tradicionalmente reconocido en el mercado internacional—, y como consecuencia, una reducción de las cosechas, que se alejan abismalmente de las campañas de principios de los años 60 del siglo pasado.

Sobre la base del Proyecto de Colaboración Cuba-Vietnam se ha establecido una tecnología para la extensión del café al llano, que tiene como elemento primordial el material genético traído del país asiático, que se fomenta en fincas de semillas en los orientales municipios de Tercer Frente, Guisa y Buey Arriba, y se distribuye a las provincias implicadas en el programa.

Un monitoreo realizado previo a la implementación del programa, arrojó que en las llanuras existen unas 400 hectáreas cultivadas con café sin cumplir requerimientos técnicos, cuyo destino es el autoabastecimiento familiar, lo que evidenció la factibilidad de su extensión, máximo cuando estará respaldado por tecnologías, capacitación a los productores y el asesoramiento de la ciencia.

Desde el 2017 se trabaja en este Programa de Café en el Llano, conducido por el Grupo Empresarial Agroforestal, que ha responsabilizado a las empresas agroforestales para la atención a los productores y la creación de condiciones técnicas y organizativas que permitan su desarrollo.

A partir de entonces, se han plantado mil 200 hectáreas (otras 700 se incorporarán este año) con el propósito de llegar a 7 mil 163 hectáreas en el 2030, y recolectar más de 4 mil toneladas anuales.

Se han constituido nueve polos productivos especializados en el país, con las mayores áreas en Matanzas, Villa Clara y Mayabeque; según informó Elexis Legrá Calderín, director de Café, Cacao y Coco del Grupo Agroforestal, las plantaciones se harán intercaladas con frutales, y donde no es posible, sembrarán plátano con el doble propósito de aprovecharlo como sombra y alimento.