El complejo industrial Planta de biofertilizantes y bioplaguicidas de Villa Clara, a pesar de las limitaciones en la adquisición del equipamiento técnico necesario para mantener los ritmos de instalación según el cronograma establecido, está a un 85 % de ejecución civil y los principales objetos en proceso concluirán a finales de año.

La entidad, adscrita al Grupo Empresarial Labiofam, tiene en diversas fases el bloque de producción, así como la subestación eléctrica, viales y urbanización, dijo a Vanguardia Ramón Díaz Yanes, director del proyecto de la gigantesca inversión que se ejecuta en la capital de la provincia.

Salvador Valdés Mesa, vicepresidente cubano, en visita de trabajo, escuchó explicaciones de Ramón Díaz Yanes (izquierda), y al centro Alain Rodríguez León, delegado del Minag en Villa Clara. (Foto: Carlos Rodríguez Torres)

El montaje industrial, con atrasos por las medidas higiénico-sanitarias ante la pandemia de COVID-19, marcha a un 53% en la instalación de sistemas de vapor y condensado, así como de fermentación y de seguridad en operaciones automáticas para el tratamiento de agua, torre de enfriamiento y de aire comprimido.

Esa planta, al igual que otras dos en construcción en Ciudad de La Habana y Granma, constituye una inversión conjunta entre China y Cuba, y en su acoplamiento industrial trabajan especialistas de diferentes entidades nacionales responsabilizados con el control y la calidad de los acabados.

Al iniciar en fecha perspectiva su puesta en marcha, la planta entregará biofertilizantes y bioplaguicidas destinados a sustituir importaciones para el fomento agropecuario del país, en especial los cultivos varios, y extender ofertas en exportaciones.

El montaje industrial está a un 53%, según especificidades de los sistemas. (Foto: Carlos Rodríguez Torres)

De acuerdo con cálculos, allí lograrán por año unos seis millones de litros de bioproductos líquidos y unas mil toneladas de sólidos, proyecto agroecológico que disminuye el empleo de componentes químicos en el consumo de alimentos de origen vegetal, apuntó Díaz Yanes.

También resaltó el impacto positivo que tendrán los terminados en el incremento de los rendimientos agrícolas y la conservación del  medio ambiente, al disminuir las cargas contaminantes a la salud humana y los animales.

El uso reiterado de esos fertilizantes y plaguicidas biosaludables en un año, según cálculos, beneficiará unas 300 000 hectáreas de cultivos en el contexto de una agricultura sostenible y libre de venenos químicos, y favorecerá la optimización de nutrientes minerales en los suelos y el combate de plagas y enfermedades que azotan las plantaciones tropicales.